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Al ver las celebraciones que se han llevado a cabo en mi ciudad este fin de semana no puedo evitar tener la sensación de que un grupo de adultos han cumplido un sueño infantil, el de jugar a la guerra, pero a lo grande. Durante dos días completos y con la excusa de conmemorar los Sitios de Zaragoza gentes venidas de distintos lugares de España, pero también del resto de Europa ( franceses y polacos) han desfilado por las calles de Zaragoza y han escenificado con mucho ruido y pólvora las tristes, lamentables y sangrientas batallas que tuvieron lugar hace doscientos años. Al menos hoy ni los disparos ni los muertos eran reales.
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