La borraza blanca tendida sobre la hierba fresca, bajo la sombra de la higuera, te invita a tumbarte sobre ella despreocupadamente y dejar discurrir el tiempo mirando al cielo en una agradable tarde de verano. A pocos metros, colgado junto a la puerta, un viejo carretel todavía lleno de vino. Junto a nosotros el botijo húmedo que huele a arcilla clara, blanca como la borraza.
De vez en cuando alargo mi mano, tomo el botijo y refresco la boca. Nunca consigo retirar el botijo sin derramar un poco de agua sobre mis labios y mi barbilla. No importa, en verano nunca importa, tan sólo hay que dejarla resbalar un poco más por el cuello y sentir como nos acaricia suavemente la piel.
La paz del verano, del tiempo sin obligaciones, de la ausencia de preocupaciones y del tiempo detenido. ¿ Hay algo mejor que una borraza blanca sobre la hierba fresca?
De vez en cuando alargo mi mano, tomo el botijo y refresco la boca. Nunca consigo retirar el botijo sin derramar un poco de agua sobre mis labios y mi barbilla. No importa, en verano nunca importa, tan sólo hay que dejarla resbalar un poco más por el cuello y sentir como nos acaricia suavemente la piel.
La paz del verano, del tiempo sin obligaciones, de la ausencia de preocupaciones y del tiempo detenido. ¿ Hay algo mejor que una borraza blanca sobre la hierba fresca?
También se puede dormir una buena siesta sobre la borraza blanca
ResponderEliminarPues creo que no, ¡ya me gustaría estar ahora en el lugar y la situación que describes¡. Espero que sigas con este recién nacido blog. Yo ya lo he puesto en "favoritos". Besicos: Mapi
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